domingo, 24 de enero de 2016

EGUZKILORE (FLOR DEL SOL)



CUENTA LA LEYENDA....
(EUZKADI)

 Cuando se creó la Tierra y los humanos empezaron a poblarla, todavía no existían ni el sol ni la luna. Los hombres y mujeres vivían en una constante oscuridad asustados por las criaturas que habitaban esa eterna noche. Los malos espíritus, brujos, lamias (seres mitológicos vascos con cuerpo de hermosas mujeres y pies de pato), genios de la enfermedad, la tempestad y el rayo…tenían total libertad.

 Los humanos, desesperados, decidieron pedir ayuda a Amalur, la Madre Tierra. Le rogaron que les protegiese de los peligros que acechaban en esa constante oscuridad. Amalur, tenía demasiado trabajo y no prestó atención a las peticiones de los hombres y mujeres que se acercaron a ella. Pero tanta fue su insistencia que finalmente les atendió. Amalur decidió crear un ser luminoso, Ilazki (o Ilargi, la Luna).



 Al principio, los seres humanos se asustaron de la luz que emanaba ese nuevo ser y no se atrevieron a salir de sus cuevas. Pero poco a poco se acostumbraron a su luz. Al igual que los humanos, los genios y brujas se habían atemorizado al ver aquel objeto luminoso en el cielo, pero ellos también acabaron por acostumbrarse y no tardaron en salir de sus escondites y acosar de nuevo a los humanos.

 Los humanos volvieron a pedirle ayuda a Amalur. Estaban muy agradecidos con Ilazki, pero aun necesitaban algo más poderoso ya que los seres de la noche no dejaban de perseguirles y atemorizarles. Amalur, decidió entonces crear un ser todavía más luminoso,  Eguzki, el Sol. Y de esta forma hizo que Ekhi fuese el día e Ilazki la noche.
  Este nuevo ser era tan grande, luminoso y caliente que los hombre y mujeres de la Tierra tuvieron que acostumbrarse poco a poco a esta nueva fuente de luz. Vieron que gracias a Eguzki las plantas y los árboles crecían y cada vez estaban más contentos. Los genios, brujas y el resto de seres de la noche no pudieron acostumbrarse a la gran claridad del día. Sin embargo, podían salir de sus guaridas durante la noche.


 Los humanos volvieron por tercera vez donde Amalur. Estaban muy agradecidos con Ilazki y Ekhi, pero necesitaban algo más ya que aunque durante el día no tenían problemas, al llegar la noche los genios y brujas salían de sus simas y los acosaban. Nuevamente Amalur volvió a escuchar sus súplicas y quiso ayudarles una vez más, aunque esta sería la última vez.

 Decidió crear una flor tan hermosa (EGUZKILOREA) que, al verla, los seres de la noche creyesen que era el mismo Eguzki y que ya despuntaba el alba por lo que debían retirarse a sus cuevas. 


También se dice que cuando en una casa había un niño o recién nacido, las sorgiñas (brujas) y lamias querían entrar en las casas para poder llevárselo. Para poder entrar en las casas tenían que contar las hojas de la Eguzkilorea que estaba colocada en la puerta de entrada; y decir el número exacto en voz alta. Como la Flor del Sol tiene tantas hojas y las sorgiñas y lamias tampoco sabían contar demasiado bien, se confundían y tenían que empezar de nuevo una y otra vez y llegaba el amanecer sin que hubieran acabado de contar viéndose obligadas a volver a sus refugios.




 Amalur creó la Eguzkilorea, que protegía, protege y protegerá las casas de los malos espíritus, los brujos, las lamias, los genios, las sorgiñas, la enfermedad y las tormentas. 


Eguzkilorea ( Carlina acaulis): Planta bianual de tallo rígido y parecido a los cardos, su crecimiento puede ser casi a ras del suelo. Hojas espinosas y gran flor en el centro de la planta de color blanca o amarillenta y plateada se seca pero no marchita. Se abre con el sol.
Crece en las zonas soleadas del norte (Montañas y prados)
 Tiene propiedades antibióticas, aunque cuidado con las dosis. Le gustan los suélos algo ácidos y no los encharcamientos.







 Es una planta protegida, así que no la arranquemos del monte

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